lunes, 10 de marzo de 2014

Prisioneros (2013), innovadora por su clasicismo

El canadiense Denis Villeneuve apuesta fuerte por el neoclasicismo

Su hija desaparece sin dejar rastro
Muchos han dicho que Clint Eastwood es innovador por su clasicismo. La fuerza de sus películas está en las propias historias y en sus personajes. Adultos que no superan una mala experiencia infantil, una chica humilde que solo sabe defenderse en el cuadrilátero, un anciano reaccionario que recibirá una lección de humanidad por parte de sus vecinos inmigrantes... De esto y no otra cosa es de lo que tratan películas como Mystic River (2003), Million Dollar Baby (2004) o Gran Torino (2008). Lo mismo se puede decir del cineasta canadiense Denis Villeneuve, que con Prisioneros ha llegado a Hollywood, esperamos que para quedarse y confirmar su buena trayectoria.

En las antípodas de películas que queriendo aparentar complejidad, acaban derivando en la confusión —citemos Trance (2013), de Danny Boyle o Efectos secundarios (2013), de Steven Soderbergh—, Villeneuve apuesta por la sobriedad, componiendo una película de violencia contenida en la que se masca la tensión creciente: Keller (Hugh Jackman) es un padre de familia ejemplar; a pesar de las estrecheces económicas en su casa no falta de nada y los suyos crecen unidos. Pero en el momento menos pensado, desaparece sin dejar rastro su hija de seis años...


religión, predadores y víctimas



La primera secuencia presenta ejemplarmente a los personajes: padre e hijo están cazando un ciervo —primer aviso: esta es una historia de predadores y víctimas—, y este es el rito de paso para el joven: aprender a defenderse. Entretanto, el padre no deja de rezar. De hecho, la religión y las peculiares interpretaciones de la justicia también desempeñan un papel indispensable en esta historia.



En lugar de ceder a golpes de efecto facilones, Villeneuve deja que la función recaiga sobre las espaldas de sus actores y juega con las cartas boca arriba, porque no interesa tanto el quién lo hizo —que también— como las consecuencias que esos actos tienen para toda la comunidad. Dicho de otra manera: llegado cierto punto de la película no nos preguntaremos tanto si la niña aparecerá viva o muerta como de qué manera el padre, después de haber descubierto lo peor de sí mismo al defender a los suyos, podría retomar de nuevo su vida anterior.





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